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Acerca de Blaubloom

     La reunión había terminado, por fin se había cerrado el acuerdo y todavía disponía de un rato para encontrar un regalo para la hija de Mathilda. Me disponía a dar un paseo por algún centro comercial, sin caer en la cuenta de que tal vez febrero no sea el mejor mes para ir de compras por Copenhaguen. 

Mientras el gélido frío me encogía el cuerpo, mi cabeza no paraba de repetir: ¿Por qué no lo compraste en Barcelona? ¡Viniendo de una capital del diseño y aquí me tienes helada hasta el alma buscando un regalito! Pero tenía que encontrar algo, cuando Mathilda y Christian vinieron a Barcelona nos trajeron regalos para todos. El tiempo se me echaba encima y el frío entumecía mi inspiración. A pesar de los gruesos guantes, mis manos perdían sensibilidad y, encima, empezaba a nevar. No tuve más remedio que entrar en una cafetería.

   Mientras el té me hacía entrar en calor, me distraía observando una divertida escena familiar. Una niña reclamaba a sus padres el regalo que tenían a su lado, mientras ellos disimulaban buscándolo por todas partes como si hubiera desaparecido. Finalmente cedieron y los ojos de la pequeña se abrieron como platos ante un precioso peluche. Parecía la niña más feliz del mundo, y a mí se me abrió el cielo.

Haciendo acopio de valor, les pregunté si podían aconsejarme alguna tienda cercana para salvar mi compromiso. El simpático matrimonio no sólo me salvó la vida recomendándome una preciosa tienda de juguetes. La agradable charla terminó con mi agenda llena de direcciones y referencias que ellos usaban para comprar todo tipo de complementos para el hogar, incluso para sus hijos. Ya se sabe, comentaron socarrones, salir de compras por Copenhaguen no es lo mismo que hacerlo en Barcelona. 

Por la noche, Mathilda me comentó que también era cliente de alguna de las referencias anotadas y, a juzgar por lo que vi en su casa, la calidad de los productos era innegable.

Quedé fascinada por la originalidad y por la variedad de colores dulces y suaves estampados, capaces de convertir tu hogar en un espacio personal, cargado de calidez. Estaba convencida de que a mis familiares y amigos también les encantarían.

Entonces me dije, ¿por qué no intentar comercializarlos en casa? Así nació Blaubloom. Nunca volveré a pasar tanto frío. Aprendí la lección y por fin soy previsora. Cuando visito a mis amigos en Copenhaguen, no me olvido de llenar la maleta de regalos. Por cierto, ¡Mathilda se ha convertido en una de mis mejores clientes...!

Nos dedicamos a ofrecer encantadores juguetes, decoraciones y regalos que crean un ambiente alegre, cálido, sereno y acogedor para que los niños aprendan, jueguen y crezcan.
Nuestros adorables productos te ayudan a dar vida a un entorno
de diversion
de imaginación
de calidez y compasión,
de tranquilidad y de amor.
Juntos podemos inspirar un mundo mejor y más hermoso.

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